¿Qué es la ERC?

Las enfermedades del riñón, en general, se conocen como nefropatías. Tienen una evolución variable:

  • Unas veces se afecta bruscamente la función de los riñones, otras muy poco a poco.
  • En ocasiones no tienen curación y el daño sigue su curso y en otras se consigue para la enfermedad y se recupera parte o prácticamente toda la función de estos órganos.

En cualquiera de los casos en los que la enfermedad renal sea imparable o la lesión sea muy importante, la parte que quede en funcionamiento irá disminuyendo y su trabajo de limpieza será insuficiente.

La enfermedad renal crónica

La enfermedad renal crónica (ERC) es un estado caracterizado por una disminución significativa y progresiva de la función de los riñones.

La ERC se define como una disminución de la función renal, expresada por un filtrado glomerular (FG) o por un aclaramiento de creatinina estimados < 60 ml/min/1,73 m2, o como la presencia de daño renal de forma persistente durante al menos 3 meses. El daño renal se diagnostica habitualmente mediante marcadores en vez de por una biopsia renal, por lo que el diagnóstico de ERC ya se establezca por un FG disminuido o por marcadores de daño renal, puede realizarse sin conocimiento de la causa. El principal marcador de daño renal es una excreción urinaria de albúmina o proteínas elevada.

Dentro de la ERC se encuentran diversos estadios que estratifican el nivel de progresión de la enfermedad.

Los estadios 3-5 constituyen lo que se conoce habitualmente como Insuficiencia Renal Crónica (IRC).

La Enfermedad Renal Crónica Avanzada (ERCA) incluye los estadios 4 y 5. Se define por tanto como la enfermedad renal crónica que cursa con descenso grave del filtrado glomerular (FG < 30 ml/min).

Los objetivos terapéuticos están dirigidos a disminuir y tratar las complicaciones asociadas a la insuficiencia renal, y preparar de forma adecuada y con suficiente antelación el tratamiento sustitutivo de la función renal: diálisis o trasplante.

Debido a esta falta de función de los riñones se irán acumulando en el cuerpo sustancias no eliminadas en la orina. Esta situación puede descubrirse porque se sufran algunos síntomas o porque se observen datos anormales en los análisis y exploraciones ya que, a veces, es difícil darse cuenta de que se tienen los riñones enfermos.

Esta enfermedad puede no producir dolor ni malestar, y en muchos casos no se tendrá sensación de enfermedad, incluso aunque se haya perdido gran parte de la función renal. Sin embargo, la labor de seguimiento en las consultas de nefrología puede retrasar mucho la progresión de la enfermedad, llegando a frenarla en algunos procesos si se actúa al principio.

Es muy importante que la persona que padece estos problemas los conozca y colabore con los profesionales encargados de su cuidado. En este periodo de seguimiento, en la consulta de nefrología se controlan todos los factores de riesgo que puedan modificarse, las enfermedades que puedan aparecer, los medicamentos que perjudican la función renal, los alimentos recomendados y los que no, etc.

Podemos diferenciar entre la Insuficiencia Renal Aguda y la Crónica. En la Aguda, los riñones dejan de trabajar repentinamente debido a diversas causas (accidentes, intoxicación…) y generalmente puede curarse. En la Crónica, los riñones van dejando de funcionar paulatinamente como consecuencia de una enfermedad y no se puede curar, evolucionando a una Insuficiencia Renal Permanente, llamada con frecuencia también Terminal (IRT). Pero la palabra terminal solo hace referencia a que el riñón funciona tan poco que necesita diálisis, y no debemos entender por terminal que el paciente lo sea.